Está bien, pero no raya a la altura de "El secuestro del Miis Blandish", que he leido poco antes. Me ha gustado que el protagonista no sea policía ni detective, sino un periodista. La trama tiene los quiebros que el autor utiliza en otras ocasiones, pero aquí resultan un tanto forzados a veces. También vuelven las mujeres fatales, claro, ahora en dos versiones diferentes: la rubia clásica (llamada, naturalmente, Blondie) y la que enamora al protagonista. Este es comisionado por una misteriosa dama para que se entere de la verdad sobre el asesinato de un tipo cuya muerte le han encasquetado a la persona equivocada. Cuando se da cuenta de que el asunto es demasiado peligroso, piensa en dejarlo, pero, amigo, se ha enamorado de una de las mujeres involucradas, así que continúa en el tema por puro amor. En realidad, toda la trama la sostiene ese amor desesperado, a primera vista y definitivo, hasta el punto de a veces debilitar un poco su credibilidad (la de la trama, digo). Pero, en fin, es una buena novela del género y se agradece el esfuerzo del autor por aportar cosas nuevas.

La traducción abunda en americanismos, lo que a veces me ha producido a mí un efecto demasiado extraño. ( )

This is one of those books where the characters put down their drinks only long enough to light a cigarette. James Hadley Chase, using a pseudonym, provides us with another noir story with a sometime newspaperman as the hero and two or three or twelve plot twists too many. His uncertain geography is also a lot of fun. Still, he just keeps plugging away and except for an occasional use of "shan't", the language succeeds in achieving the intended hardboiled effect. The plot more or less makes sense, and there is a great scene where a fresh corpse needs to be disposed of - but also proves to be of some use during a fight. The pleasure of Chase's books seems to fade a bit with each one I read, however. Putting words down on paper - his own or someone else's - was too easy for him. And how good he ever top Miss Blandish? ( )