Me ha gustado menos que otras obras del mismo autor. Por un lado, el novelón romántico, con la historia de amor entre dos personas socialmente separadas más por las apariencias y la hipocresía moral que por la fortuna resulta demasiado forzada. En definitiva, ambos son solteros y mayores de edad. Por otro, Blasco quiere meter muchos temas interesantes, como el caciquismo, la libertad de las mujeres, la presión social, la hipocresía religiosa y moral, el sistema político corrupto, etc.; y todo ello a veces lo hace un poco por los pelos. Tampoco me han satisfecho del todo las largas descripciones, demasiado largas y a veces repetitivas. Con todo, aunque a veces se desliza hacia el aburrimiento, sabe también crear escenas intensas, que en la época debían ser hasta escandalosas, y dibuja el carácter débil del protagonista de la misma manera que su compañera se presenta como alguien libre y fuerte, sí (eso les encanta a las feministas actuales). pero tampoco demasiado inteligente: en la situación de los dos, o te casas con el cacique con todas sus consecuencias, o te marchas, pero quedarse así, que si sí que si no, lleva al inevitable desenlace. ( )

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El joven Rafael regresa a su casa de Alzira tras pasar un tiempo en Valencia y Madrid estudiando. Allí le espera su madre, la severa doña Bernarda, que desea que su hijo siga el camino de glorias que su padre no alcanzó, como diputado en Madrid por Alzira y su comarca, apoyos no le faltan, entre amigos, protegidos y trabajadores de los grandes campos de naranjos de los que es propietario, heredados de su padre. Sin embargo, Rafael no está conforme con la vida que le espera, y sueña con los amores y aventuras que encuentra en las novelitas de las que es asiduo lector.

Los amigos te esperan en el Casino. Solo te han visto un momento esta mañana; querrán oírte: que les cuentes algo de Madrid.

Conflictos políticos, amores tormentosos, descripciones abundantes y bellas, personajes interesantes y bien estructurados. Por lo que he visto, a mucha gente no le agrada el realismo español por este tipo de elementos. Sin embargo, todo esto fue lo que hizo que Entre naranjos me encantara. Blasco Ibáñez hizo que terminara de enamorarme del realismo español.
Siglo diecinueve, gracias por tan buenos libros.

PD: Agradecimiento especial a Sofía Hernández, por su generoso gesto de prestarme el libro y compartirlo conmigo. ( )